21 noviembre, 2024

Guillermo Capellán

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“Nunca creí en el Sortilegio Nixon ni que me afectara en mi vida política y sucedió” Guillermo Capellán (Salta – Argentina)

Me comentaron sobre el Sortilegio Nixon, sinceramente, no lo creí. Cuando visité la Casa Blanca, durante la Presidencia de Bill Clinton, recorrí cada rincón de la Residencia en Washington.

Ustedes pensarán que esto es un delirio. ¡No lo es!. En este tiempo y en el final del camino, no podría, por todo lo vivido, decir “estuve en la Casa Blanca” si no fuera cierto.

GUILLERMO CAPELLÁN (lado izquierdo) Lado derecho no recuerdo quien es.

A esta altura de mi vida lo que menos importa es el haber vivido y estudiado en Estados Unidos, hecho y circunstancia que jamás los sentí como motivo de orgullo o trascendencia como lo es para otros. (Yo no los banco a los yanquis)

RICHARD M. NIXON

Pero no es ésta la razón de este artículo. En realidad, me motiva el “Sortilegio Nixon”. Comencé a caminar por un corredor de la Residencia y me metí en una Sala de Reuniones que me pareció atractiva.

Richard Milhous Nixon fue el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos entre 1969 y 1974, año en que se convirtió en el Primer Presidente que renuncia por el Escándalo Watergate.

De puño y letra. La renuncia de Nixon dirigida al Secretario de Estado Henry Kissinger.

¿Ese era el Sortilegio o Maldición Nixon? ¡NO! En mi recorrido por la Residencia del Presidente de los Estados Unidos, ingresé a la Sala de Reuniones que Nixon utilizaba para sus reuniones privadas.

El funcionario que me acompañaba me advirtió que no tocara ni me sentara en un sillón que estaba en la cabecera de la mesa que el Presidente utilizaba para sus reuniones privadas.

YO SENTADO EN EL SILLÓN DE RICHARD NIXON

Entonces yo pregunté “Which one?” (Cuál) y me respondió “That one” (Ése?. Y con esa audacia que siempre tuve, me senté y el “fotógrafo” del servicio me sacó una foto y me la envió al hotel y en el reverso escribió dos palabras: “big mistake” (gran error).

LA VIRGEN DE GUADALUPE, MI ESPERANZA

Nunca creí que haberme sentado en el sillón de Richard Nixon me habría de traer tantos infortunios en mi carrera política. Busqué resolver esta cuestión esotérica y mi última esperanza es La Virgen de Guadalupe. Y ahora no sé si podré ir a México por la Pandemia.

SOY PERONISTA, POR EVITA Y POR LOS POBRES

Plegaria al Único Dios del Universo, a su Hijo amado Jesucristo y al infalible Espíritu Santo implorando me libere del Sortilegio Nixon

Por eso, he creado mi propia Plegaria para liberarme de este sortilegio que retiene mis objetivos y por eso vivo pendiente de todo lo que sucedió en mi vida y reitero la única razón por lo que quiero llegar es para ayudar a los pobres y eso Dios lo sabe y la Gente también.