24 noviembre, 2024

Guillermo Capellán

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La Iglesia (Siglo XV) mandó a matar más de 5 millones de gatos. Así llegó la peste negra (bubónica)

Se define como superstición a la creencia sobre hechos que podrían ser contradictorios a nuestra fe o religión. Existen fenómenos extraños que escapan a la razón y que forman parte del imaginario de la gente. Algunos de estos fenómenos tienen explicaciones históricas y casi siempre están vinculadas a creencias de otros tiempos. 

El Triunfo del Bien

De este conjunto de códigos culturales y señales surgen leyendas, cuentos y refranes. Muchos de ellos se mantienen intactos y algunos se fueron modificando a medida que evolucionaron las civilizaciones.

Seguramente Usted escuchó hablar sobre supersticiones que dejan abierto un camino para mantenerse a prudente distancia de estas creencias y reflexiona: “yo no creo en brujas pero de que las hay…¡las hay!”.

Una bruja en plena tarea

El   Martes   Trece  

Los orígenes de considerar el Martes Trece un día de mala suerte tiene distintas vertientes de muy larga data. Por ejemplo: los romanos utilizaban un refrán que decía: “Martes 13, no te cases ni te embarques” y era para no desairar a Marte, dios de la guerra en sus celebraciones.

Para los romanos, el trece, era una veneración al dios del planeta rojo y no era aconsejable echarse a la mar ni contraer matrimonio. En la actualidad la creencia se refiere a no “embarcarse” en ningún tipo de proyecto.

El advenimiento del cristianismo, el número trece robustece la superstición ya que Jesucristo está en la cabecera de la Última Cena con sus Doce Apóstoles: el hijo de Dios era el Número Trece y murió en la cruz.

Esta cena fue un día jueves y Jesús fue crucificado al otro día. Así se arraiga la creencia definitivamente que el viernes era un día maligno y el 13 un número de malos augurios. Es decir que tanto el día martes como el viernes si cae en fecha trece es preludio de desgracias y desdichas.

Esta creencia tiene particular influjo en toda la gente sin diferenciar clases sociales, niveles intelectuales y culturales. Demos algunos ejemplos: muchos hoteles de renombre mundial omiten enumerar al decimo tercer piso con el Número Trece y el piso XXIIIº no figura en los ascensores.

La mayoría de las empresas aéreas no registran en sus aviones la fila número trece para no intranquilizar a sus usuarios.

El gato negro

Gato Egipcio

Los faraones egipcios consideraban al gato un animal sagrado. Matar a un gato en aquellas épocas era delito capital y se pagaba con la vida. El “gaticidio” era una ofensa a la diosa Bastet. 

Diosa Bastet

Esencialmente el gato era sagrado por su función social: era el exterminador natural de la plaga de ratones que diezmaban los sembradíos. Por lo tanto, el pueblo del Antiguo Egipto veneraba al gato como la bendición y presencia de la diosa Bastet, divinidad que tenía cuerpo de mujer y cabeza de gato.

Egipto, tierra de veneración a los gatos

En la Grecia Clásica, le dieron al gato un valor real en la para preservar la sanidad de la cadena alimentaria. Los griegos, trayendo gatos desde Egipto, lograron exterminar la plaga de ratones de sus cultivos como lo hacíab los faraones.

Con el paso del tiempo, con la Inquisición, el gato cayó en desgracia a partir del Siglo XII sea cual fuese su raza y estuvieron al borde del exterminio.

Las creencias populares y de la Iglesia Católica, relacionaron al gato con el demonio y las brujas. Se aseguraba que las brujas y brujos se transformaban en gatos y eran fieles servidores de Satanás.

Al poco tiempo, estas creencias se instalaron en la Iglesia Católica y el Papa Gregorio Noveno relacionó a los herejes y a los gatos como siervos del demonio. A partir de ese momento los gatos pasaron a ser enemigos del cristianismo y comenzó la matanza de los gatos.

Papa Gregorio IX

Quien tenía un gato era considerado brujo, hereje, siervo del demonio y enemigo de la Santa Madre Iglesia.

Cuando llegó la peste negra, la bubónica, enfermedad trasmitida por las pulgas y la orina de las ratas, esta epidemia se cobró veintiocho millones de vidas humanas. A falta de gatos, muchas ratas muchas muertes y malos ratos.

Se estima que si no se hubieran matado más de cinco millones de gatos, éstos se habrían comido más unos 100 millones de ratas en ese tiempo en la Europa Medieval.

En consecuencia, la peste bubónica no habría costado 25 millones de vidas humanas europeas por la superstición y persecución decretada por la Iglesia Católica del Siglo XII que se prolongó por casi dos siglos más.

La resposabilidad del clero supersticioso y su intolerante ignorancia agravó la situación epidémica y por esta causa desaparecieron pueblos y comarcas enteras.

La matanza del gato no terminó con la peste bubónica. Durante las celebraciones del Día de Todos los Santos, advenimiento de la versión moderna del Halloween, en Alemania, Francia e Inglaterra, salían a cazar gatos y se pagaban recompensas. La extinción de este animalito estuvo en peligro.

En tiempos de Tomás de Torquemada, el Gran Inquisidor español, los gatos,”animales del demonio”, eran quemados vivos en las hogueras junto a sus amos acusados de brujería. La barbarie y la ignorancia de la Inquisición clerical no tenía límites.

Durante la historia, la Santa Madre Iglesia es responsable de masacres tras masacres. 

Tomás de Torquemada, un asesino de la Iglesia Cátolica

En tiempos del oscurantismo clerical, tener un gato en casa era prueba de que esa persona era demoníaca y enemiga del clero y así se fue poniendo en práctica la “Santa Inquisición”. 

Tribunal de la inquisición

Algunos refranes sobre gatos: “es un pobre gato” ,”tiene siete vidas como un gato”, “gato con guantes no caza ratones”,”te metieron gato por liebre”, ” cae parado como un gato”, “es ágil como un gato”, “que no se te cruce un gato negro desde la izquierda”, “es un pobre pelagatos”. 

Gato por Liebre

Después del año 1830, los gatos dejaron de ser perseguidos. Los últimos sesgos de “la Santa” perversa Inquisición se manifestaron en las colonias americanas hasta 1850.

Recuerde ésto, el gato fue sagrado para los faraones y apreciados por griegos y romanos quienes reconocieron al gato como un animal cazador benéfico para la agricultura.

Acompañó en la mitología grecorromana a las diosas de la cacería Artemisa y Diana según corresponda a Grecia o a Roma.

Actualmente en algunos países asiáticos se crían y engordan gatos para comerciar su carne. En Occidente son nuestras  mascotas y muy apreciadas por su cálida compañía. 

También se dice que quienes en la actualidad, estudian la magia negra (Goecia) utilizan en sus rituales a los gatos. ¡Pobres gatos, jamás descansan!

Magia Negra

Sin embargo, con humor, debemos decir que, en la actualidad, hay otros tipos de “gatos”: de guantes blancos en la política que vacían arcas públicas.

Hay gatos muy cariñosos que revolean carteras en zonas rojas. Por diversos motivos aconsejan cuidarse de estos tipos de gatos porque pueden hacer más daño que una mascota.

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